La jornada del domingo día 23 fue una de las más amargas
para los que en la izquierda española sienten en socialista. Según se pudo
constatar a través de numerosos militantes y dirigentes, la ansiedad había
invadido, durante los días previos y hasta límites enfermizos, a las mujeres y
hombres del PSOE que postulaban porque su partido se decantara por no apoyar la
investidura de Mariano Rajoy. Tras
la reunión del Comité Federal llegó la gran depresión.
“Nunca tan pocos se vendieron por nada” decía en Twitter el
arquitecto malagueño Carlos Hernández
Pezzi; mientras que el exdirigente del PSOE en la misma provincia, Josele Aguilar, se preguntaba “sería
curioso saber cuántos miembros del Comité Federal no son cargos públicos. No es
lo mismo votar con el jefe en la sala”.
Al tiempo los ‘apparátchiks’
trataban de machacar sin piedad a los perdedores y se atribuían la capacidad de
ungir, o no, a sus compañeros como auténticos socialistas. Visiblemente
enfadado, el veterano militante Enrique
Linde respondía así en las redes sociales a uno de los servidores de la única verdad, “tú sentencias, y has
dicho que los que apoyan a Pedro Sánchez
no son socialistas. Otra cosa es que lo retires”.
Reunión del Comité Federal. |
No hay mal que cien años dure y tras constatar que lo que se
veía venir era ya una realidad consumada, una buena parte de la militancia
debió pensar que era el momento de seguir en la batalla y para ello sirvió de
revulsivo el mensaje lanzado por el invisible Pedro Sánchez, “pronto llegará el momento en que la militancia
recupere y reconstruya su PSOE. Un PSOE autónomo, alejado del PP, donde la base
decida. Fuerza”.
Junto a él, muchos de los barones fieles a la postura del
exsecretario general, empezaron a lanzar sus proclamas encaminadas a levantar
el ánimo hundido. Un ejemplo está en la presidenta del Gobierno de las Islas
Baleares, Francina Armengol, que
decía “seguiré luchando para que nunca más se vuelva a excluir la opinión de
los militantes”.
Y a partir de aquí las bases se empezaron a poner las pilas y a movilizarse. Las
citadas redes sociales se poblaron de miles y miles de mensajes anunciando su
disposición para la resistencia. En el terreno de lo real, ahí está la concentración
organizada por diversas entidades cívicas, entre ellas el Foro26J, que bajo el lema #NoNosResignamos,
se celebrará el viernes 28 en la Puerta del Sol de Madrid, o la convocatoria
realizada en Málaga para el próximo jueves 27, en el Centro Cívico, donde se
reunirán, por iniciativa propia las bases. “Si eres militante o simpatizante
socialista y quieres hablar y debatir, nos vemos”, reza la citación difundida
por diferentes medios.
Convocatoria de los socialistas malagueños. |
Mientras tanto se celebrará, si no hay más interferencias,
la anuncia investidura de Rajoy, que
pone sobre la mesa una patata caliente
a la Gestora del PSOE, que preside Javier
Fernández. El dilema se encuentra en qué actitud deberán adoptar los
diputados socialistas en el citado trámite parlamentario. A la hora de escribir
esta crónica no había todavía claridad sobre si se trataría de una abstención
de todo el grupo, o la otra posibilidad, una abstención técnica, que contribuyera a coser las heridas de la cruel batalla interna. La primera opción
podría llevar a un enfrentamiento a cara de perro que, de verdad, abriría la
puerta a una lucha fratricida de consecuencias no imaginables.
De otra parte, no hay que olvidar que ya mismo, por uno u
otro camino, llegarán las vísperas de la convocatoria de elecciones primarias internas y la celebración del Congreso Federal
Extraordinario. Lo que hace que el escenario siga alumbrado por la incertidumbre
hasta cerca del próximo verano.
En este cuadro habrá que tener también en cuenta la posición
de la clara vencedora del pasado Comité Federal, Susana Díaz, que a pesar de haber medido muy bien sus pasos y hacer
bandera de la unidad y responsabilidad, ha salido también tocada tras el
desastre.
En definitiva, lo que los actuales oficialistas denominaron “un golpe de timón necesario”, se puede
convertir en una fortaleza si se hacen las cosas por el camino correcto, para
sin resignación que valga, volver a convertir al PSOE, en una fuerza hegemónica
en el espectro político de España y una ventana a la esperanza de los que
piensan que sin tener en cuenta la voz de militantes, simpatizantes y votantes,
no se va a ninguna parte. El final sería la marginalidad y el olvido en los
tiempos que corren.
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