La polémica, en su grado máximo, está servida. Las redes sociales
hierven ante las escenas que se representan en distintos escenarios. De un
lado, la disyuntiva de lavar la imagen corrupta del PP, permitiendo la
investidura de Mariano Rajoy, o, la
que apoyo, optar por un Gobierno de progreso, aunque sea con el riesgo evidente
que comporta atravesar el alambre hacia la celebración de unas terceras
elecciones. De otro, la escandalera creada en torno a la cantata de Francisco Correa.
Como hoy mismo escribía el compañero Curro Troya “no queréis daros cuenta que Rajoy es parte de los populismos de los que abjuráis”, respondiendo
a otro colega, Teodoro León Gross,
que planteaba que “hacer gobierno, sobre los votos, es resolver una ecuación
mayor”. Dos testimonios de los variopintos argumentos que alegan desde las
partes en litigio, que sin duda, vuelven a dividir a la sociedad española en
dos partes, aunque en buena lógica parlamentaria, las urnas han demostrado que
el progresismo es mayoritario en su seno.
Francisco Correa |
Pero lo chocante del momento actual es que todos hablan de
la falta de un Gobierno, una situación que según diversos indicadores, no está
afectando en casi nada a la gestión cotidiana de lo público, pero sin embargo,
un silencio grisáceo se extiende sobre el que quizá sea el mayor escándalo de
las últimas décadas, el llamado ‘Caso
Gürtel’.
Es más que llamativo que la dirección interina del PSOE,
personado en el proceso que juzga la primera parte de la citada trama, esté
mirando para otro lado, en vez de, como sería su obligación como partido de
oposición, tomar postura frente a las revelaciones, puestas en cuarentena por
formar parte de la estrategia de defensa, de Correa, que hacen añicos toda la estructura de mando del Partido
Popular.
Aunque es más que evidente hasta donde alcanza la corrupción
en el núcleo de la derechona, Rosa Mª Artal dice que hay que despejar
la X, los actuales mandarines de los populares se quedan tan panchos diciendo
que los hechos se remontan a tiempos pasados, con los que no tienen nada que
ver. Eso sí, la cantata de Correa ya
ha puesto en solfa a Aznar, Esperanza Aguirre, al actual presidente
del Senado, Pío García Escudero, al
ínclito Javier Arenas y así casi, de
momento, hasta el infinito.
Regresando al principio de lo expuesto, en mi opinión, la
gestora del PSOE todavía está a tiempo de evitar el desastre de su histórico
partido, no dando su apoyo a la investidura de un Gobierno más que manchado por
las tramas de la corrupción y respetando, el que parece ser el sentir
mayoritario en sus filas y entre sus votantes, además, en un momento en el que
los último sondeos electorales indican una leve recuperación del voto para las
siglas del PSOE.
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