En el agitado escenario político que vive España llama la
atención el problema que debe abordar el Partido
Socialista Obrero Español (PSOE) sobre su propio futuro. No hace falta
recordar que en estos últimos días se ha asistido al triste espectáculo de
contemplar como, una vez más, una lucha cainita y fratricida hacía desangrarse
a la histórica formación que fundó Pablo
Iglesias Posse.
Desde el golpe de mano, o de timón como prefieren decir
otros, que derribó al secretario general, que a continuación renunció a su acta
de diputado, pasando por la designación de la Comisión Gestora, hasta llegar a la lamentada decisión de revalidar
las políticas austericidas de Mariano Rajoy, mediante el voto
imperativo de la abstención del grupo parlamentario del PSOE en el Congreso de
los Diputados, la sensación de desgarro y de ruptura ha ido en aumento,
haciendo casi imposible la tarea propuesta de tratar de coser las heridas.
Mario Jiménez y Javier Fernández. |
Este proceso, previsible pero no deseado, ha puesto de
relieve la opinión mayoritaria de la militancia y simpatizantes socialistas,
expresada a través de numerosas asambleas de las agrupaciones locales,
recogidas de firmas y en las redes sociales, que se decantan claramente por la
necesidad de darle la voz a las bases mediante la celebración de un Congreso Federal Extraordinario y la
previa convocatoria de primarias para
cubrir la vacante secretaría general.
Ante este escenario, resulta algo más que llamativo el manto
de silencio que desde Ferraz y la mayoría de los medios de comunicación se ha
extendido sobre la afirmación de Pedro
Sánchez relativa al final del mandato de la Gestora Socialista.
En fuentes socialistas consultadas, se ha afirmado que el Comité Federal aprobó el aplazamiento de la convocatoria del Congreso Federal Extraordinario hasta
que hubiera un nuevo Gobierno. Hecho que se producirá el próximo viernes día 4
de noviembre, cuando tomen posesión de sus cargos los componentes del nuevo
Gabinete que presidirá Mariano Rajoy.
Además, las mismas fuentes, aseguran que los Estatutos del PSOE dicen con claridad que se convocará un congreso
tras la dimisión del secretario general.
También se señala que a partir de ahora toda la decisión de
la Gestora, que no esté encaminada a
convocar el citado Congreso Federal sería considerada como un ejercicio ilegítimo del poder. “Una usurpación
ilegal de la soberanía del PSOE que corresponde a su militancia”, según las
fuentes. No hay que olvidar que la legitimidad democrática depende de su
origen, pero también de su ejercicio.
La dilación de Rajoy a
la hora de consumar el anuncio del nuevo Gobierno dará un breve respiro a la Comisión Gestora que preside Javier Fernández, que podrá utilizar
las jornadas del puente, que se
antoja corto, para establecer su estrategia de cara al futuro más inmediato y
que aparece desdibujado por las posibles sanciones a los diputados díscolos que
mantuvieron el No es No a Rajoy, y por los permanentes reproches que afean a
los actuales mandarines del PSOE su cuestionada posición que, por otro lado, ha
alejado aún más los puentes entre las partes en litigio.
Pedro Sánchez. |
También habrá que tener en cuenta la hoja de ruta que parece
tener ya escrita la baronesa Susana Díaz, así como el grado de
complicidad que Javier Fernández esté
dispuesto a tener, poniendo en peligro su imagen de hombre íntegro y honesto.
Además, habrá que estar pendiente de la forma en que Pedro Sánchez juegue sus cartas en la nueva singladura que ha
emprendido con el eslogan #cojomicoche.
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