(Artículo publicado en diciembre de 2016 y que sigue de rabiosa actualidad)
El puente de la Constitución ha servido, supongo que entre otras cosas, para otear con sosiego el agitado panorama político y especialmente el que incumbe al Partido Socialista (PSOE). La conclusión de la reflexión realizada se dirige a buscar la solución a un conflicto interno que cada día que pasa se antoja más enervado. El tiempo está jugando un papel inverso al deseado por la Comisión Gestora del PSOE.
El puente de la Constitución ha servido, supongo que entre otras cosas, para otear con sosiego el agitado panorama político y especialmente el que incumbe al Partido Socialista (PSOE). La conclusión de la reflexión realizada se dirige a buscar la solución a un conflicto interno que cada día que pasa se antoja más enervado. El tiempo está jugando un papel inverso al deseado por la Comisión Gestora del PSOE.
Las diferencias entre el aparato
de Ferraz y la voluntad de la
militancia y los votantes se agrandan cada día y sus aspiraciones recorren
caminos contrapuestos. Hace años que los analistas próximos a la izquierda
vienen hablando de la imperiosa necesidad de que el PSOE emprenda el camino de la regeneración que sin lugar a dudas no puede venir de una
estructura apolillada que no está en condiciones de generar un proceso
revitalizador.
En estas mismas fechas hemos podido asistir a nuevas escenas
del enfrentamiento entre los dos aspirantes, aún no declarados, para hacerse
con las riendas del poder en el seno del Partido
Socialista. De una parte Susana Díaz,
la sultana, como la llaman sus
detractores, que sigue cosiendo sin hilo y que juega a amagar, mientras que
trata de captar adeptos entre los otrora partidarios de Pedro Sánchez.
Javier Lambán junto a Susana Díaz en Umbrete (Sevilla). |
Un ejemplo de su errónea política para trasladar su imagen
de mujer de Estado al conjunto de los ciudadanos lo encontramos en el acto
celebrado el pasado viernes día 9 en la Agrupación Socialista de Umbrete (Sevilla) en el que el presidente del Gobierno de Aragón, Javier Lambán, auguró que la presidenta
de la Junta de Andalucía va a acabar "mandando" en el PSOE en los próximos meses. Y aseguró
que, tras muchas conversaciones y encuentros, estaba convencido de que “los
dioses del socialismo y de la política la cubren con un manto más poderoso del
que la cubrían hace un año".
En consecuencia, el símil taurino de Lambán viene a poner de manifiesto que el Susanismo significa todo lo contrario de lo que demandan, no
sólo la militancia del PSOE sino también la inmensa mayoría de los votantes de
las históricas siglas. En consecuencia, el PSOE no necesita para nada la
fórmula que representa la sultana y
que según las encuestas gusta mayoritariamente a la derechona.
La alternativa, de momento, parece encarnarse en la figura de Pedro Sánchez Castejón, quien reapareció durante el citado puente
en Asturias, donde volvió a
reclamar un PSOE más democrático, unido y enfrentado al PP. Aunque el problema de Sánchez,
o el de su futuro, está también en su falta de decisión para anunciar su
candidatura a la secretaría general y a las hitopéticas primarias, cada día más cuestionadas por el aparato.
Pedro Sánchez interviene en San Martín del Rey Aurelio (Asturias). |
En cualquier caso habrá que estar atentos a los posibles
nuevos liderazgos, que aporten savia nueva o a aquellas propuestas
programáticas que dibujen bien las soluciones a los problemas que tiene
planteados la socialdemocracia, pero esencialmente, el conjunto de los
ciudadanos.
Ya no es que el PSOE no necesite a Susana Díaz. Es que el PSOE necesita volver a ser socialista. Que ahora un consejero de Abengoa (Borrell) parezca de izquierdas o que un consejero de Caja Madrid que votó a favor de la emisión de preferentes (Sánchez) sean lo más parecido al socialismo que tenga el PSOE (y encima, defenestrados por el partido), implica el mal giro que ha dado el partido en los últimos tiempos. Considero que lo primero que necesita el PSOE es una limpieza de elementos perniciosos para las políticas de izquierdas y, a partir de ahí, reconducir su camino. Lo más rápido sería una refundación.
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