Mastodon Punto y Aparte

domingo, 7 de septiembre de 2025

Se que me estas hablando, pero no entiendo lo que dices

 

RAMÓN TRIVIÑO


Desde los tiempos de Felipe González, cuando iniciaba mi carrera periodística y mi afición por el estudio de la comunicación política, empecé a poner de relieve a través de distintas publicaciones la incapacidad de la dirigencia del Partido Socialista (PSOE) para transmitir sus mensajes por la utilización de un lenguaje, que salvo para los que están en la pomada, no es comprensible para la gran mayoría de los ciudadanos. Un problema que sigue existiendo en la actualidad.


La política de comunicación del PSOE no es eficaz.


Hablar de “fracaso” de la política de comunicación del PSOE no es un juicio absoluto, pero sí hay varios síntomas que apuntan a un desgaste evidente en la forma en que este partido transmite sus mensajes y cómo son recibidos. Las políticas concretas, por ejemplo, salario mínimo, becas, pensiones, o la reducción de jornada laboral, gozan de apoyo mayoritario, pero el relato global del Gobierno no consigue capitalizar ese apoyo. La ciudadanía valora medidas aisladas pero no identifica un proyecto coherente.

Esto genera una paradoja, el PSOE aprueba reformas populares, pero su imagen se erosiona porque la comunicación no logra traducir esas políticas en confianza política. El PSOE (y en particular Pedro Sánchez) suele comunicar en clave institucional, técnica y abstracta,“agenda del reencuentro”, “pacto de Estado”, “emergencia climática”, lo que puede sonar distante frente a un electorado que busca mensajes inmediatos y tangibles. Sus adversarios, en cambio, utilizan un lenguaje más emocional, simplificado y confrontativo, que conecta mejor en un contexto de polarización mediática.

Casos como el de Ábalos, Cerdán o las críticas al poder judicial han evidenciado un déficit narrativo, Sánchez respondió tarde o con mensajes que sonaron a defensivos. La ciudadanía los percibió como insuficientes (según la última encuesta 40dB, el 51 por ciento considera débil su reacción al caso Cerdán, nota media 3,7/10). Esto refleja que la estrategia comunicativa del PSOE tiende a reaccionar a la defensiva, en lugar de marcar la agenda con mensajes proactivos.

El PSOE comunica en un entorno donde los mensajes se filtran a través de medios y redes altamente polarizados. En ese ecosistema, cualquier matiz se pierde, un anuncio como el del Pacto por el Clima se ve eclipsado por titulares sobre jueces, Cataluña o corrupción. El resultado: la ciudadanía recuerda más los conflictos que las propuestas.

A mi juicio, la comunicación del PSOE falla en tres niveles, el narrativo que no logra convertir sus políticas en un relato ilusionante. El plano emocional carece de la simplicidad y contundencia que exige la política actual y por último, el PSOE responde tarde y en clave técnica, perdiendo credibilidad. Por eso se habla de un fracaso parcial ya que el Gobierno hace políticas reconocidas, pero no consigue que esas políticas se traduzcan en confianza, apoyo electoral o movilización social. Cuando el PSOE comunica medidas tangibles, la ciudadanía las entiende y las valora. Es un fracaso ante las crisis y en construcción de relato, su comunicación falla por defensiva, poco emocional y eclipsada por el ruido. Luego, parece claro, que si el PSOE quiere movilizar a su electorado tiene que cambiar su política de comunicación.


sábado, 23 de agosto de 2025

Zelenski o democracia

 

RAMÓN TRIVIÑO


Existe una discusión fundada sobre una posible deriva autoritaria en el gobierno de Volodímir Zelenski basada en la centralización del poder político y el debilitamiento institucional, junto a la aplicación de medidas represoras aplicadas sin procesos judiciales, además de intentos de controlar organismos relacionados con las políticas anticorrupción. Frente a este escenario se observa el incremento de los movimientos ciudadanos y la pérdida de confianza en la gestión de Zelenski, lo que de momento han evitado el avance definitivo del autoritarismo en plena guerra. Tras el citado episodio, la aprobación del presidente cayó de 74 por ciento en mayo a 58 por ciento en julio 2025. Sobre este clima, surgieron las protestas, consideradas las más grandes desde la invasión rusa, impulsadas por jóvenes y sociedad civil, que reafirmaron la fortaleza democrática a pesar del conflicto.


Zelenski y Trump.


Zelenski, comediante y productor de televisión, es elegido presidente en el año 2019 con un 73 por ciento de los votos, sin experiencia política. Promete luchar contra la corrupción, desmantelar las oligarquías, renovar la clase política y buscar una paz negociada con Rusia en el Donbás. Su partido, Servidor del Pueblo, logra mayoría absoluta en el Parlamento, lo que le da un poder sin precedentes en Ucrania democrática.

Entre los años 2020 y 2021 las reformas anticorrupción se estancan por la resistencia del sistema judicial, los oligarcas y los propios diputados de su partido. Zelenski intenta controlar el Tribunal Constitucional, lo que genera críticas internas y externas. Se comienzan a ver señales de concentración de poder y uso de estructuras paralelas en la administración presidencial. En 2022, con la invasión rusa en febrero, Zelenski se convierte en un líder de guerra, y concentra todos los poderes en la presidencia bajo ley marcial. Se suspenden elecciones, se cierran o fusionan canales de TV privados en una "plataforma unificada de información", y se prohíben partidos considerados prorrusos. Sin duda, e prioriza la defensa nacional por encima de las garantías democráticas.

Entre 2023 y 2024 Zelenski goza de alto apoyo popular, pero aparecen las primeras fricciones con reformistas, ONG y periodistas que denuncian falta de transparencia y opacidad en gastos militares. Algunos funcionarios clave en la lucha anticorrupción son despedidos o marginados. Su entorno se reduce a figuras de confianza del círculo empresarial de Dnipró y Kiev

En julio de 2025, el Parlamento aprueba una ley (impulsada desde el Ejecutivo) que socava la independencia de las agencias anticorrupción. La ley es revertida, pero se rompe la narrativa de unidad nacional y se fortalece la crítica al "estilo Zelenski". Medios y analistas internacionales comienzan a hablar abiertamente de una “deriva autoritaria”.