RAMÓN TRIVIÑO
Existe una discusión fundada sobre una posible deriva autoritaria en el gobierno de Volodímir Zelenski basada en la centralización del poder político y el debilitamiento institucional, junto a la aplicación de medidas represoras aplicadas sin procesos judiciales, además de intentos de controlar organismos relacionados con las políticas anticorrupción. Frente a este escenario se observa el incremento de los movimientos ciudadanos y la pérdida de confianza en la gestión de Zelenski, lo que de momento han evitado el avance definitivo del autoritarismo en plena guerra. Tras el citado episodio, la aprobación del presidente cayó de 74 por ciento en mayo a 58 por ciento en julio 2025. Sobre este clima, surgieron las protestas, consideradas las más grandes desde la invasión rusa, impulsadas por jóvenes y sociedad civil, que reafirmaron la fortaleza democrática a pesar del conflicto.
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Zelenski y Trump. |
Zelenski, comediante y productor de televisión, es elegido presidente en el año 2019 con un 73 por ciento de los votos, sin experiencia política. Promete luchar contra la corrupción, desmantelar las oligarquías, renovar la clase política y buscar una paz negociada con Rusia en el Donbás. Su partido, Servidor del Pueblo, logra mayoría absoluta en el Parlamento, lo que le da un poder sin precedentes en Ucrania democrática.
Entre los años 2020 y 2021 las reformas anticorrupción se estancan por la resistencia del sistema judicial, los oligarcas y los propios diputados de su partido. Zelenski intenta controlar el Tribunal Constitucional, lo que genera críticas internas y externas. Se comienzan a ver señales de concentración de poder y uso de estructuras paralelas en la administración presidencial. En 2022, con la invasión rusa en febrero, Zelenski se convierte en un líder de guerra, y concentra todos los poderes en la presidencia bajo ley marcial. Se suspenden elecciones, se cierran o fusionan canales de TV privados en una "plataforma unificada de información", y se prohíben partidos considerados prorrusos. Sin duda, e prioriza la defensa nacional por encima de las garantías democráticas.
Entre 2023 y 2024 Zelenski goza de alto apoyo popular, pero aparecen las primeras fricciones con reformistas, ONG y periodistas que denuncian falta de transparencia y opacidad en gastos militares. Algunos funcionarios clave en la lucha anticorrupción son despedidos o marginados. Su entorno se reduce a figuras de confianza del círculo empresarial de Dnipró y Kiev.
En julio de 2025, el Parlamento aprueba una ley (impulsada desde el Ejecutivo) que socava la independencia de las agencias anticorrupción. La ley es revertida, pero se rompe la narrativa de unidad nacional y se fortalece la crítica al "estilo Zelenski". Medios y analistas internacionales comienzan a hablar abiertamente de una “deriva autoritaria”.
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