Mastodon Punto y Aparte: El narcisismo de Trump

martes, 14 de octubre de 2025

El narcisismo de Trump

 

RAMÓN TRIVIÑO

El narcisismo de Donald Trump ha sido objeto de numerosos análisis psicológicos, políticos y mediáticos. Aunque solo un profesional que lo haya evaluado directamente podría emitir un diagnóstico clínico, muchos expertos en psicología y comportamiento político coinciden en que Trump exhibe rasgos típicos del narcisismo, especialmente en su vertiente grandilocuente.


Donald Trump.


El trastorno narcisista de la personalidad (TNP), según el tratado de Asociación Estadounidense de Psiquiatría (DSM-59), se caracteriza por un sentido grandioso de autoimportancia a lo hay que sumar la necesidad excesiva de admiración y la falta de empatía. Además de fantasías de éxito ilimitado, poder o belleza. Reacciones desproporcionadas ante críticas o derrotas, como la humillación, ira, desprecio, aunque no todas las personas con rasgos narcisistas tienen el trastorno, pero el patrón puede ser muy visible en figuras públicas.

Diversos analistas han señalado comportamientos que encajan con esos rasgos, Trump se presenta como “el mejor”, “el más inteligente” o “el único capaz de arreglar el país”; busca validación continua a través de multitudes, medios o redes sociales y tiende a responder con ataques personales, con descalificaciones o teorías conspirativas. Sin dejar de remarcar la identificación del yo con la nación, frases como “solo yo puedo arreglar esto” reflejan una fusión entre su ego y la identidad nacional; colaboradores y aliados son valorados por su lealtad más que por su competencia y la negación del fracaso, por ejemplo, su negativa a reconocer la derrota electoral de 2020.

Trump no sólo tiene rasgos personales narcisistas, sino que su entorno mediático los amplifica mediante el espectáculo político y los convierte en espejo de su ego. Las redes sociales le ofrecen una plataforma de gratificación instantánea. Además, su retórica polarizadora refuerza un tipo de “culto de personalidad”, típico de líderes populistas con rasgos narcisistas.

Las consecuencias psicológicas y sociales de su actuación provoca una fuerte vulnerabilidad al sentirse cuestionado o humillado, lo que puede generar reacciones impulsivas o vengativas; en su entorno político sus decisiones basadas más en la imagen y la lealtad personal que en el análisis racional da lugar a ese “narcisismo colectivo”, donde parte del electorado proyecta su identidad o frustraciones en el líder.

Sobre eta cuestión ya existen opiniones académica destacadas, como es el caso de John Gartner, psicólogo clínico y ex profesor de la Universidad Johns Hopkins, sostiene que Trump muestra un “narcisismo maligno” (combinación de narcisismo, paranoia, sadismo y conducta antisocial). Dan P. McAdams, profesor de la Northwestern University, ha descrito a Trump como una “personalidad performativa”, cuya identidad se construye a través del espectáculo constante. La sobrina de Trump y psicóloga Mary L. Trump en su libro Too Much and Never Enough lo retrata como alguien criado en un entorno donde la empatía se consideraba debilidad.

En conclusión, el narcisismo de Donald Trump no es solo un rasgo personal, sino una pieza central de su estilo político y comunicativo. Su necesidad constante de admiración, la incapacidad para aceptar críticas y la identificación de su figura con la nación reflejan un patrón narcisista que trasciende lo individual para convertirse en fenómeno y problema social.

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