La interrogación sobre la situación o ubicación de Pablo Iglesias, líder de Podemos, ha ocupado en las últimas
semanas un buen número de titulares en los medios de comunicación. La incógnita
sobre el particular, abierta desde el pasado 19 de diciembre, fecha de su
última aparición pública, se desvelará el próximo sábado día 13 de enero,
cuando Pablo Iglesias haga su
reaparición con una importante, y quizás trascendental, intervención en el seno
del Consejo Ciudadano de la formación
morada.
Pablo Iglesias. |
En el período de tiempo que ha durado su escapada han pasado muchas cosas, entre
ellas, la constatación de una alarmante caída en la intención de voto de Podemos y sus confluencias en las
encuestas, que pasarían del 21,3 por ciento (71 escaños) obtenidos en las
legislativas de 2016, al 16,9 por ciento (49-54 escaños) según el último sondeo
serio conocido. No hay que olvidar que un buen puñado de votantes de Podemos ahora habría trasladado su
intención de voto al PSOE.
El líder de la formación morada deberá sacarse de la manga
algo más que un conejo para hacer frente a la crisis que se vive en el seno de
su organización agravada por las declaraciones de su socio, Alberto Garzón, coordinador general de Izquierda Unida (IU), que el jueves día
11 hacía un llamamiento a sus compañeros de coalición para que antes de terminar
el primer trimestre del nuevo año se cierre un acuerdo-marco para concurrir juntos a las próximas elecciones
municipales y autonómicas, que se deberán celebrar en el año 2019 y que, a
juicio de Garzón, permitiría hacer
frente al evidente desgaste político del espacio que ocupan en la actualidad.
Alberto Grazón. |
Pero hay más, también el sábado día 13 Izquierda Unida celebrará la reunión de su Coordinadora Federal, máximo órgano ejecutivo de su dirección, que
además de conocer el minucioso informe de situación que prepara Garzón, y que algunas fuentes apuntan a
que marcará distancias con Podemos, debatirá
la propuesta para emplear un nuevo logotipo, que incluirá el eslogan “IU, la izquierda”, que algunos
consideran un intento de tratar de comer terreno al PSOE, pero que otros ven como un guiño a los socialistas, de
cara a una hipotética unidad de la izquierda española.
Pero quizá, el problema más grave al que se debe enfrentar Podemos, llegue de la larga mano de su
secretario de Organización, Pablo
Echenique, obstinado en aplicar su nuevo reglamento que ha motivado, que de
la noche a la mañana, casi 800 secretarios generales y más de 300 consejos ciudadanos
municipales, se hayan quedado sin funciones a nivel estatutario y sin poder
real de decisión.
Esta acción de Echenique,
que cuenta con el apoyo total de Iglesias,
regula desde ahora el funcionamiento de las plataformas electorales en los
ámbitos inferiores al autonómico y establece unas estrictas condiciones para la
continuidad de las federaciones locales de Podemos.
Los críticos con el nuevo reglamento señalan que, sin la estructura partidaria
a nivel local, la dirección federal podrá tomar cartas en los procesos de
confluencia electoral desde arriba, sin que las bases locales intervengan para
nada en cualquier tipo de acuerdo.
Lo cierto, es que a fecha de hoy, cientos de organizaciones
locales, de pequeños y grandes municipios que no se han renovado desde enero de
2015, ya no están en activo, por la aplicación de la nueva normativa y aunque
no hayan recibido ninguna comunicación al respecto. Es verdad, que una vez que
se inicien los citados procesos internos todas las capitales contarán con su
propia organización municipal, pero también es cierto que buena parte de ella
desaparecerá al no contar con un nuevo requisito impuesto por Echenique. Sólo se podrá constituir
ejecutiva local en los municipios que tengan más de 50 militantes de carné.
En Andalucía, algunas ciudades importantes en provincias como Málaga (Marbella, Vélez-Málaga, Mijas, Fuengirola, Torremolinos y Estepona); Almería (Roquetas de Mar y El Ejido); Cádiz (La Línea de la Concepción, El
Puerto de Santa María, Chiclana de
la Frontera y Sanlúcar de Barrameda); Sevilla (Alcalá de Guadaíra y Utrera); Granada (Motril) y Jaén (Linares), se
quedarían sin consejo ciudadano. También en la comunidad andaluza, controlada
por los llamados anticapitalistas, se
ve la aplicación del nuevo reglamento como una clara forma de incrementar la
intervención estatal, en la medida que la dirección federal pierde poder
territorial.
El proceso descrito, de forma sucinta, ha originado un
enorme malestar interno en Podemos que
se extiende por toda España y que puede
estar, en buena medida, relacionado con la pérdida de credibilidad y fuga de
votos que sufre la organización, así como desilusión en el proyecto colectivo
que significó el movimiento ¡Ahora Podemos!.
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