Imagino que serán muchos los ciudadanos españoles que
piensen que Mariano Rajoy, actual
presidente del Gobierno, está más
quemado que la pipa de un indio. Aunque esta idea no sería trascendente ya que
la generalidad de las encuestas siguen señalando al Partido Popular (PP) como la fuerza más votada, a pesar de su
incapacidad para resolver, por ejemplo la cuestión catalana, aplicar políticas
económicas que no supongan el camino hacia la pobreza de buena parte de la
población, o su empeño en recortar derechos y libertades y su ineficacia, junto
a sus ministros, para afrontar los problemas cotidianos de la ciudadanía.
Pero lo más grave para Rajoy,
es que ese mismo pensamiento está anidando en los llamados poderes fácticos, sobre todo económicos y financieros, que según
todos los indicios, están convencidos de que el jefe del Ejecutivo ya no les
sirve para seguir desarrollando sus nítidos intereses. Puede que las empresas
del Ibex 35, una buena parte de los
medios de comunicación y la derechona
de toda la vida, hayan decidido que empiece cuanto antes su caída libre.
Albert Rivera. |
Como alternativa a Mariano
Rajoy ya habría sido ungido por los citados poderes fácticos el líder de Ciudadanos
(Cs), Albert Rivera, que habría
visto abrir ante sus ojos un gran horizonte de posibilidades, después del
triunfo conseguido en las últimas elecciones autonómicas catalanas, aunque en
su detrimento cuente con la escuálida estructura organizativa que presenta su
formación en el conjunto de España.
La prueba de fuego para Ciudadanos
podría estar en el posible adelanto de las elecciones en Andalucía por parte del gobierno de Susana Díaz y confirmar la tendencia mostrada en Cataluña el 21-D. El PP obtuvo en
las autonómicas andaluzas de 2015 poco más de un millón de votos (32 escaños),
mientras que Cs se quedó en 368.988
votos (9 escaños). Este escenario serviría también para sopesar si el apoyo a
los socialistas tiene coste electoral para Cs.
Aunque Rivera
carece de experiencia en la gestión de gobierno, ya se habría puesto en marcha
la denominada Operación Rivera. Entre
sus impulsores estaría, en principio, el expresidente José María Aznar y su fundación FAES, que tras los comicios catalanes se han dedicado a hacer
patente el distanciamiento con el PP
y con las políticas de Rajoy, a la
vez que no disimulan su apoyo a Rivera,
al que desde hace tiempo habría incluido Aznar
en su selecto club de amigos.
También es destacable la relación que se establece entre algunos de los grandes bancos y Rivera,
sobre todo a través de tres fundaciones ligadas a Ciudadanos, Ciutadans
Tribuna Cívica, Egara Civitas y
la Asociación Cataluña
Constitucional-Catalunya Constitucional, que algunas fuentes relacionan con
la financiación de la formación identificada por el color naranja.
Además, se deberían tener en cuenta los argumentos
desgranados por Carlos Delgado, presidente
de la Confederación Nacional de
Agrupaciones y Partidos Políticos Independientes (Tercera Vía) y autor de un polémico libro sobre la figura de Albert Rivera. Según Delgado, son muchos los afiliados de Ciudadanos que han sido expedientados y
expulsados por denunciar los tentáculos de FAES,
del Opus Dei y de universidades y
escuelas de negocio, vinculadas a la oscura organización religiosa, en la
expansión y financiación territorial de Cs.
Pero, a mi juicio, lo que más está ayudando a la
visualización pública de la marca Ciudadanos
es la tribuna que de forma cotidiana ofrecen a la formación de
centro-derecha destacados medios de comunicación escritos, tanto en papel como en
soporte digital.
Encuesta publicada por El Español. |
En este sentido, ha
sido enormemente sorprendente la encuesta
publicada por el medio que dirige el periodista Pedro J. Ramírez, El Español,
que vaticina un triple empate entre el Partido
Socialista (PSOE), Cs y PP, que se encontrarían ahora mismo con la misma intención de voto,
ya que habría menos de 2 puntos de diferencia entre los 3 partidos. Una
encuesta difícil de creer, que deberá ser contrastada por próximos estudios y que
indica que la Operación Rivera ya
está en marcha, como también aventura el propio Ramírez en su artículo del día 7 de enero, titulado La mandrágora de Albert Rivera.
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