Cada día que
pasa parece más que claro que España
no es país para viejos, al menos para los ciudadanos pobres que no hayan tenido
la oportunidad de juntar a lo largo de su vida para suscribir un plan de
pensiones privado.
Más de uno
piensa que Mariano Rajoy, presidente
del Gobierno de España, pasará a la Historia por haberse fundido tranquilamente la hucha de las pensiones que el PSOE dejó con 67.000 millones de euros.
M. Rajoy, en lugar de defender los derechos
del conjunto de los ciudadanos, se ha cogido del brazo de las aseguradoras y de
los grandes bancos, para apostar por los planes privados de pensiones, que solo
están al alcance de una minoría, aunque sea numerosa.
Es difícil
estar en desacuerdo con la afirmación de que Rajoy es un peligro para lo público, como lo demuestra la Reforma Laboral que promulgó, y que, en
definitiva, es un castigo para millones de pensionistas.
Durante este
año 2018, las pensiones seguirán perdiendo poder adquisitivo y a partir de
2019, el desastre será mayor, mediante el factor de sostenibilidad que ha
impuesto el Partido Popular.
Por esta y
muchas otras razones, para que España
sea un país para todos ha llegado la hora de trabajar a fondo para que el señor
Rajoy abandone La Moncloa cuanto antes, mejor.
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