Tras los interminables días de las sucesivas campañas
electorales ya tenemos en la mano los resultados. Y hay un hecho inapelable, el
PSOE ha ganado las elecciones
generales, las europeas y en un gran número de comunidades autónomas y
ayuntamientos.
Razón por la que, sin duda, el partido que encabeza Pedro Sánchez, se ha ganado el derecho
a escribir la historia política de los próximos años, así como el Partido Popular a interpretar el papel
asignado a la oposición, a pesar de su desastre, ya que los de Rivera no han conseguido aventajarles y
aunque el nuevo escenario político les atribuya en algunos casos un papel
determinante.
Las urnas han determinad que el PSOE es el triunfador en las elecciones. |
La dirección del PSOE
está en la obligación de hacer lo que prometió en su campaña, unas políticas de
recuperación de derechos y libertades, de igualdad y de solidaridad. Es decir,
unas políticas de progreso similares a las que demanda Unidas Podemos, aunque para ello, en mi opinión, no sea necesario
ir a la fórmula de un Gobierno de
coalición, ya que hay otras muchas maneras de obtener una mayoría consolidada
en el Congreso de los Diputados.
En este mismo sentido, ante el endiablado panorama político
que se presenta en algunos ayuntamientos y comunidades autónomas, tengo la
convicción que la dirección socialista está en la obligación de mover ficha y
jugar un papel decisivo en las negociaciones que están sobre la mesa.
Todavía resuenan los gritos de la militancia del PSOE en Ferraz la noche del 28-A,
“con Rivera no”, una petición que
comparto de cara a la composición del futuro gabinete de Sánchez, pero que no puede ser un dogma en las negociaciones de
municipios y comunidades, ya que ahí están en juego muchas cosas importantes y
que con los trifachitos supondrían
todo un retroceso.
Me refiero, por ejemplo a Madrid. Ni el PSOE, ni Más Madrid, ni Podemos, pueden negarse a tratar de evitar que siga mejorando aquí
la gestión, la sanidad, las políticas medio ambientales, el transporte público
y un largo etcétera. Las formaciones citadas están en la obligación de llegar
hasta el borde del precipicio para evitar el desastre.
Y es ahora cuando entra
en juego la necesaria concurrencia de Ciudadanos
para evitar el desastre y también la caída al vacío que supondría la inclusión
de los seguidores de Rivera en
gobiernos similares a los que ya sufren los andaluces. Tengo la convicción de
que una buena negociación, que no un mercadeo, puede ser la única solución.
Una solución que estoy seguro de que está en las cabezas de
la gobernanza socialista que, además dispone de los elementos precisos para
mover con firmeza y soltura los hilos de la negociación. Son conscientes de que
vivimos momentos históricos y decisivos, como se demostró el que ya parece
lejano 28-A, en el que se volvió a
mostrar con meridiana claridad la voluntad mayoritaria del conjunto de los
ciudadanos.
Por eso creo que la izquierda en su conjunto tiene la
obligación ahora de escribir la Historia
y dejar de lado, es una demanda necesaria, las diferencias, en muchas ocasiones
pueriles, que expresan ante la opinión pública y que siembran el desánimo entre
los ciudadanos de progreso, que desean bienestar, libertad y, si es posible,
felicidad. No es una utopía.
Buena reflexión, Ramón.
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