¡Pío! ¡Pío! ¡Que yo no he sido!

 

RAMÓN TRIVIÑO

Meterse de patas en la investigación para averiguar quién está detrás del ‘Gran Apagón’ del 28 de abril, que dejó sin electricidad a todo el país durante casi 23 horas, entraña muchos riesgos, entre ellos, que te puedan incluir en el lote de los conspiranoicos, aunque se puede intentar obtener una aproximación a la verdad a través de datos que ya son públicos.

Red eléctrica.

Para hacerse una idea de por dónde van los tiros hay que referirse a que el presidente Pedro Sánchez responsabilizó públicamente a los operadores privados y exigió transparencia y colaboración inmediata. Se convocó una reunión en La Moncloa con representantes de Red Eléctrica y las principales compañías energéticas, como Iberdrola, Endesa y Naturgy entre otras, para esclarecer las causas del incidente.

Este encuentro llegaba después de que en noviembre de 2024, las grandes energéticas, a través del Club Español de la Energía, amenazaran con paralizar inversiones valoradas en hasta 30.000 millones de euros si se prorrogaba el impuesto sobre sus ventas durante un año más, un impuesto que ya ha decaído por la negativa a apoyarlo por parte de Junts y el PNV. Las compañías eléctricas expresaban su preocupación por la regulación actual del sector, que consideran que limita las inversiones necesarias para la transición energética. Endesa, por ejemplo, advirtió que la regulación del Gobierno espanta las inversiones en España, dificultando la instalación de nuevas empresas debido a las limitaciones regulatorias y los topes de inversión.

Además, las grandes eléctricas han llevado a los tribunales los recortes a sus beneficios durante la crisis, argumentando que el mecanismo de minoración de ingresos extraordinarios es contrario a la legislación española y europea. Estos enfrentamientos reflejan la creciente tensión entre el Gobierno y las compañías eléctricas en España, en un contexto de transición energética y desafíos económicos, lo que hace pensar a algunos en que lo sucedido el 28 de abril podría haber sido una especie de vendetta. Una teoría plausible pero que de momento, no ha podido ser demostrada.

Otro aspecto interesante que ha puesto sobre la mesa el ‘Gran Apagón’ tiene que ver con la composición del accionariado de Red Eléctrica de España (REE), actualmente conocida como Redeia Corporación, S.A., que es un holding español que actúa en el mercado eléctrico como operador del sistema eléctrico. Según los datos más recientes disponibles, el accionariado de Redeia está integrado por la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), entidad pública que representa al Estado español como principal accionista, con el 20 por ciento; Pontegadea Inversiones, S.L., sociedad de inversión de Amancio Ortega, fundador de Inditex, con el 5 por ciento; y el fondo de inversión estadounidense BlackRock Inc., con un 4,644 por ciento.

Pero hay que tener en cuenta que el capital flotante, acciones en libre circulación en los mercados financieros, incluyendo participaciones de otros fondos institucionales y pequeños accionistas, alcanza el 70,22 por ciento del accionariado. El free float (la parte de las acciones de una empresa que no está controlada por grandes accionistas o inversores estratégicos) alcanza el 80 por ciento, lo que lleva a concluir que el accionariado extranjero pasa a representar el 57 por ciento del capital social. Entre estos accionistas se pueden identificar los siguientes: The Vanguard Group, Inc.,con el 3,30 por ciento; ClearBridge Investments Limited, 1,77 por ciento; Amundi Asset Management SAS, 1,31 por ciento; Deka Investment GmbH, 1,22 por ciento; Schroder Investment Management Limited, 1,00 por ciento; T. Rowe Price Group, Inc., 0,95 por ciento; y Geode Capital Management, LLC, con el 0,86 por ciento.

Está claro que las empresas eléctricas no son necesariamente responsables de los apagones a menos que se pruebe la existencia de negligencias y teniendo en cuenta que el sector eléctrico español sigue normas estrictas de la Unión Europea (UE) sobre fiabilidad de infraestructuras, aunque si se descartase finalmente la existencia de grandes averías, de la acción de ciberataques, estaríamos en un escenario que haría pensar en un intento desesperado de tumbar al Gobierno de coalición. Tendrán que demostrarlo. De momento, los actores implicados están entonando aquello de ¡Pío! ¡Pío! ¡Que yo no he sido!