Hoy se conmemora el 44 aniversario del golpe de Estado en Chile que culminó con la muerte del
presidente Salvador Allende. Tantos
años después la efeméride podría servir de motivo de reflexión para los
ciudadanos de España, que sin duda
padecen un evidente retroceso en materia de derechos y libertades, plasmados en
los recortes sociales, la llamada ley mordaza
o la sangrante no aplicación de la ley de Memoria
Histórica.
Una reflexión que también contribuiría a tratar de
establecer un clima de diálogo, aunque sea de manera tangencial, sobre la
denominada cuestión catalana, en
estas fechas tan de actualidad sobre todo por coincidir el citado aniversario
con la celebración de la Diada de Catalunya.
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Última imagen con vida del presidente Allende, en La Moneda. |
La presidenta de Chile,
Michelle Bachelet, presidirá en la
jornada de hoy los actos en memoria del expresidente de la República y sus
colaboradores y en conmemoración de los 44 años del golpe de Estado, en un clima
de división que ha propiciado la convocatoria de otros actos de forma paralela,
sin duda motivados por la cercanía de las elecciones presidenciales el próximo
19 de noviembre de este año 2017 y el clima de crispación creado por el
intercambio, entre distintas fuerzas, de graves acusaciones de corrupción.
En esta ocasión Bachelet
inaugurará una placa que recoge el discurso que Allende pronunció el 11 de septiembre de 1973, antes de quitarse la
vida y que fue transmitido en vivo por Radio
Magallanes. Aunque Bachelet mantendrá
la tradicional visita, acompañada de parte de la familia Allende, al salón Blanco de La
Moneda, que recrea el lugar donde murió el presidente y que fue inaugurado
en 2008 por la propia Bachelet, y que
luego se desplazará al monumento recordatorio de la figura del expresidente
situado en un lateral de la plaza de la Constitución.
Un monumento que el candidato presidencial de la derecha
chilena José Antonio Kast ha
propuesto quitar de su emplazamiento, ya que a su juicio la figura de Salvador Allende genera conflicto y
división entre la sociedad chilena. La propuesta del candidato derechista,
adornada con otra serie de medidas que tratan de borrar de la memoria de los
chilenos cualquier resquicio de Salvador
Allende, ha merecido una contundente respuesta del actual Gobierno de Chile, "la figura del presidente
Allende no solo es reconocida en nuestro país, es reconocida a nivel
internacional, un presidente electo democráticamente, un presidente
constitucional y, por lo tanto, no vamos a hacernos cargo de este tipo de
provocaciones".
Este enfrentamiento ilustra bien el clima político que se
vive en Chile, que lógicamente ha
originado un amplio debate en las redes sociales, al igual que otras propuestas
como la de impedir el cierre del penal Punta
Peuco que alberga a los condenados por delitos cometidos en contra de los
derechos humanos en la dictadura, revisar la financiación que el Estado le
entrega a las organizaciones ligadas a los derechos humanos y crear una
comisión para auditar los fondos de reparación que se le entregan a los
familiares de las víctimas. Supongo que esto suena familiar.
Sin embargo, parece complicado que la derecha chilena pueda
conseguir sus objetivos. Ya que, por un lado, las encuestas dan un muy bajo
porcentaje de intención de voto para esas fuerzas políticas y, por otro, porque
no cesan las acciones para mantener fresca la memoria histórica del pueblo
chileno, como la iniciativa que acaba de ver la luz, en forma de libro, titulado
Mi 11 de septiembre, que reúne
testimonios de 24 periodistas que narran, en primera persona, cómo vivieron el
golpe de Estado dado en esta fecha, de 1973, por el general Augusto Pinochet.
No está mal recordar hoy que el gobierno de Allende, apoyado por Unidad Popular, un conglomerado de
partidos de izquierda, destacó tanto por el intento de establecer un Estado
socialista usando medios legales del poder ejecutivo, la llamada vía chilena al
socialismo, como por proyectos como la nacionalización del cobre, la estatalización
de las áreas claves de la economía y
la profundización de la reforma agraria, en medio de la polarización política
internacional causada por la guerra fría
y de una grave crisis económica y financiera interna.
Que sirvan estas breves notas para rendir homenaje a Salvador Allende, a los amigos que sufrieron en su carne el golpe de Estado y les condujo al exilio y, por último, como motivo de reflexión para todos los ciudadanos de bien.
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