Entretenidos y preocupados por la cuestión catalana estamos dejando pasar muchas cosas. Desde la
corrupción que no cesa, pasando por la nueva conjura mediática para fraccionar
aún más a la izquierda, hasta la delicada situación de la hucha de la Seguridad Social, por citar un solo ejemplo
de la preocupante realidad económica.
En medio de la selva
informativa que vivimos en estas fechas de inicio del curso político, no se
deben pasar por alto los ataques, que un día sí, y otro también, se realizan,
por acción u omisión, desde el PSOE de
Andalucía, al secretario general, Pedro
Sánchez, y a las políticas que emanan de la dirección federal socialista,
que cuentan con el respaldo mayoritario del conjunto de la organización,
respaldadas hace muy pocos meses por el último Congreso Federal.
El escenario que se relata, ya ha sido denunciado, vía redes
sociales, por distintas voces. Aunque quizá la más rotunda y clara, se haya
producido el día 22 de septiembre mediante el artículo publicado por el
militante socialista Rafael Martín de
Agar, en las páginas de Confidencial
Andaluz, titulado “Pido una gestora en el PSOE-A”, que se puede leer aquí mismo, y que ha levantado una viva polémica.
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Susana Díaz. |
Una polvareda que viene marcada por la posibilidad, bastante
real, de que la actuación política de Susana
Díaz lleve al PSOE a perder las
próximas elecciones autonómicas en la comunidad autónoma andaluza. Son
centenares los militantes que aseguran que jamás volverán a entregar su voto a Su Susanísima y los que ya piden sin
disimulo la toma de medidas disciplinarias ante la actuación de la también
presidenta de la Junta de Andalucía.
La deslealtad parece ser la divisa de Susana Díaz, sobre todo tras celebrarse las primarias en la comunidad
autónoma, como muy bien explica Martín
de Agar, lo que debe ser correspondida con las medidas disciplinarias que
marcan los Estatutos a nivel federal
y que no parece que ya pueda saldarse con un buen puñetazo sobre la mesa de Pedro Sánchez.
Desde las filas del susanismo
y su corriente aragonesa, dejan cundir la velada amenaza de una escisión en
las filas socialistas, ahora que se han envuelto en la anacrónica bandera del
nacionalismo andaluz. Justamente lo mismo que insinuaban cuando Pedro Sánchez tomó la decisión de
volver a concurrir a la secretaría general. Los seguidores del Su Susanísima vuelven a cometer los
mismos graves errores de bulto en los que cayeron durante el proceso de
primarias federales, como reconocía hace unos días en Málaga un destacado estratega del PSOE andaluz.
Cualquier analista es consciente de que el momento que vive
el conjunto de la política española no es el mejor para abrir un nuevo frente
en Andalucía. Pero Susana Díaz está pidiendo a gritos que
se apliquen las medidas disciplinarias correspondientes. Sus acciones sientan
graves precedentes en el conjunto del PSOE
y sus más elementales reglas de organización.
Es que los socialistas no necesitan enemigos, con ellos mismos ya tienen bastante.
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