(A mi amiga Graciela,
una luchadora de bandera)
Hace muy pocos días, antes de la estrepitosa salida del Partido Popular del Gobierno del
Estado, la sensación que reinaba en muchos de nosotros es que estábamos tocando
el fondo. Respirábamos el mismo ambiente que denunciaba, hace ya un buen puñado de años, el poeta Gabriel Celaya en su obra La poesía es un arma cargada de futuro,
que proclamaba a los cuatro vientos el cantautor y activista Paco Ibáñez.
“¡A la calle! que ya es hora de pasearnos a cuerpo y mostrar
que, pues vivimos, anunciamos algo nuevo” clamaba entonces el cantautor,
seguramente desconocido para los más jóvenes, pero que tronaba en la cabeza de
los más viejos, que volvíamos a ver que el recorte de derechos y libertades nos estaba llevando, otra vez, al límite.
Los que nacimos bajo el yugo de la dictadura, sabemos bien
la situación de asfixia que produce la ausencia de libertad, que termina en
desesperación. Alguien que sufrió el exilio durante el franquismo, me comentaba
hace pocas fechas, que recientemente se había planteado, nuevamente, la
posibilidad de huir al otro lado de los Pirineos.
Pero la metástasis del cáncer de la corrupción, que ha impregnado la gestión del Partido Popular, y que carcomía su acción en las instituciones,
provocó el detonante que ha llevado al conjunto del Estado y de una gran mayoría de ciudadanos a recuperar la ilusión
en un nuevo proyecto político de progreso que se puede resumir en cinco
palabras, existe una España con
futuro.
Pedro Sánchez preside el consejo de ministras y ministros. |
Si creyese en los milagros, hubiese pensado que se había
obrado uno de ellos, pero no. El vuelco en el estado de ánimo que envuelve a la
mayoría de los componentes de los pueblos de España, se produjo por la responsabilidad mostrada por los
representantes políticos, fundamentalmente de la izquierda en el Congreso de los Diputados, que han
demostrado que otra forma de gestionar los intereses generales de los
ciudadanos es posible.
Una ilusión colectiva que se abre paso de la mano del nuevo Gobierno, que preside Pedro Sánchez, y que ya ha dado las
primeras muestras de que el camino a seguir está en las antípodas de sus
predecesores. No solo son nuevas caras, gestos y guiños, sino compromisos que
se van a ir plasmando poco a poco en nuevas políticas, ahí está, por ejemplo, el
decreto que regulará de forma transitoria RTVE.
Medidas que deberán hacer frente al retroceso en materia de derechos, servicios
públicos y libertades esenciales, que trajo el PP en su cartera. Su gran error fue el anteponer los intereses de
muy pocos, las cifras cantan, a los de la inmensa mayoría.
Hay que tener el convencimiento de que el camino no va a ser
fácil. Ayer mismo se conocía la Encuesta
sobre Condiciones de Vida (ECV) elaborada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) y que revela que el 21,6
por ciento de la población vive con menos de 8.522 euros al año, esto es, que
uno de cada cinco españoles se encuentra en una situación de riesgo de pobreza.
Una cifra que evidencia que la recuperación y la
prosperidad, tan cacareadas, no han llegado a muchos niveles de la sociedad.
También sabemos que es urgente abordar una nueva legislación laboral, derogar
la llamada ley Mordaza y afrontar con
seriedad y diálogo la cuestión territorial.
La tarea que viene es ingente. Como decía al inicio, habíamos
tocado el fondo, pero mi querida amiga Graciela,
hoy tenemos la seguridad de que, por ahora, no tendremos que volver a salir de España con la cabeza baja y la mirada
perdida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario