RAMÓN TRIVIÑO
El ascenso al poder, en Europa y América, de destacados líderes de la ultraderecha, nos pone ante la necesidad de adoptar medidas eficaces contra los movimientos ultranacionalistas que tanto dolor causaron en el mundo tan sólo hace unas décadas. Este fenómeno no surge de la nada, responde a causas complejas que, si no se comprenden y abordan, podrían llevarnos a repetir los errores más oscuros de nuestra historia.
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Elon Musk. |
El fascismo encuentra terreno fértil en contextos de crisis económica, desigualdad social y miedo al cambio. En un mundo globalizado donde las diferencias culturales y económicas son cada vez más visibles, los discursos ultranacionalistas prometen soluciones sencillas a problemas complejos, apelando al miedo y al rechazo de lo diferente. La desinformación, amplificada por las redes sociales, y el populismo, que explota las emociones más básicas de la población, también juegan un papel clave en este resurgimiento.
El siglo XX ofrece una lección contundente sobre los horrores del fascismo, la Segunda Guerra Mundial, el Holocausto y los regímenes autoritarios en Europa y otras partes del mundo, llevaron a la pérdida de millones de vidas, a la destrucción de comunidades enteras y a la supresión de derechos fundamentales. Olvidar estas lecciones históricas nos hace vulnerables a repetirlas.
Estrategias
para contrarrestarlo
Se hace necesaria la educación en
valores democráticos. Es fundamental enseñar a las nuevas
generaciones los principios de la democracia, la importancia de los
derechos humanos y los peligros del autoritarismo.
Hay que
destacar que una democracia sólida requiere instituciones
independientes y transparentes que puedan resistir los embates del
autoritarismo. Se hace necesaria la regulación del discurso de odio.
Hay que implementar políticas que combatan la difusión de mensajes
que incitan al odio y la violencia, sin comprometer la libertad de
expresión. Además de fomentar una ciudadanía informada y crítica
que reduzca la vulnerabilidad a la propaganda y las noticias falsas.
Hay que recuperar la durmiente organización social, las
manifestaciones pacíficas y el apoyo mutuo entre ciudadanos que son
herramientas esenciales para resistir el avance de estas ideologías.
El
papel de la ciudadanía
El fascismo no triunfa sólo,
necesita la indiferencia o la complicidad de una sociedad
desinformada o desmovilizada. Por ello, la participación activa de
la ciudadanía en la defensa de los valores democráticos es
imprescindible. Esto implica votar con responsabilidad, exigir
rendición de cuentas a los líderes políticos y construir redes de
apoyo que promuevan la solidaridad y la inclusión.
La lucha
contra el fascismo no es solo una cuestión del pasado; es una tarea
vigente que requiere la colaboración de todos. Aprender de nuestra
historia, fortalecer nuestras democracias y actuar con determinación
son pasos esenciales para garantizar un futuro libre de los horrores
que estas ideologías han causado. Frente a los discursos de odio y
exclusión, nuestra respuesta debe ser la unidad, la educación y el
compromiso con un mundo más justo y humano.
No puedo estar más de acuerdo.
ResponderEliminarEste escrito sería ideal que lo tuvieran en todos los colegios
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