Mastodon Punto y Aparte: Claves del movimiento Maga

lunes, 21 de julio de 2025

Claves del movimiento Maga

 

RAMÓN TRIVIÑO



La vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca se debió, en parte, al apoyo dispensado por el movimiento "Make America Great Again" (MAGA) que apela a un regreso a una supuesta época dorada de Estados Unidos. Algunos analistas advierten que MAGA podría evolucionar hacia una corriente más rígida y doctrinaria, con mayor énfasis en nacionalismo, cristianismo y cultura de la confrontación, quizá incluso más radical que Trump. Al tiempo, las doctrinas totalitarias se extienden por el mundo entero.


Manifestación del movimiento 'No kings'.


Según The Washington Post el movimiento sigue predominando en el Partido Republicano, entre el 40 y 56 por ciento de los republicanos en 2024, pero el MAGA representa menos de 17 por ciento del electorado total. Muy influyente dentro del ejecutivo norteamericano, sigue siendo un núcleo minoritario en la población general.

MAGA se aleja cada vez de Trump en ciertos temas, como política exterior, sanciones a Irán o Ucrania y problemas legales, como el caso Epstein, lo que ha aumentado la presión de figuras como Liz Wheeler, Bannon, Carlson y Laura Loomer. La hoja de ruta del plan para reestructurar la forma de gobernar a través de órdenes ejecutivas, la llamada Agenda “Project 2025”, recibe apoyos pero también muchas críticas internas, especialmente por su carácter centralizador.

De otro lado, el surgimiento de protestas masivas como ‘50 protestas en 50 estados’ (50501) y el movimiento No Kings (“En América no tenemos reyes”), reflejan una creciente resistencia pública que critica la deriva autoritaria percibida del gobierno, aunque se mantiene la narrativa anti "establishment" y anti "woke", combinada con teorías de conspiración y la desconfianza profunda en medios de comunicación públicos y gubernamentales.

El enfoque populista, nacionalista y de confrontación cultural sigue siendo fuerte, aunque es puesto en tela de juicio por las divisiones sobre tácticas y prioridades. El estilo de liderazgo autoritario se ha intensificado, por ejemplo, con la celebración de grandes desfiles militares, las restricciones a las ONGs, o la presión sobre el sistema judicial. Las tensiones con los tribunales y los movimientos de base resaltan un choque entre quienes defienden los contrapesos democráticos y quienes buscan concentrar poder.

No hay que olvidar la extensión de este pensamiento autoritario a nivel global, su estilo, estrategia y visión ideológica han sido adoptados, adaptados o inspirados por líderes y movimientos de todo el mundo. En países como Hungría, Italia y Francia, el trumpismo ha reforzado un discurso antiliberal, nacionalista y anti-UE. Viktor Orbán (Hungría) y Giorgia Meloni (Italia) comparten principios como el rechazo a la inmigración, defensa de valores cristianos tradicionales y críticas a las élites globalistas. La extrema derecha francesa (Le Pen, Zemmour) se ha alineado discursivamente con MAGA, aunque con identidad propia. Hay una red de medios y think tanks conservadores, como la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC) en Europa o The Heritage Foundation en Estados Unidos, que facilitan la coordinación ideológica transatlántica.

En países como Brasil, El Salvador y Argentina, se han visto reflejos directos del estilo MAGA. Jair Bolsonaro (Brasil) fue el caso más evidente, se autodefinía como el “Trump del trópico”, imitaba su retórica y usaba teorías conspirativas. Nayib Bukele (El Salvador), aunque pragmático, utiliza una estrategia digital autoritaria que recuerda al modelo MAGA. En Argentina, el discurso de Javier Milei se inspira más en el libertarismo radical, pero comparte con MAGA el antiestatismo, anticomunismo y desprecio por lo “woke”.

En India, Narendra Modi comparte con MAGA la exaltación del nacionalismo cultural, el rechazo a la prensa independiente y la construcción de una “India hindú” hegemónica. Rodrigo Duterte (Filipinas) y su sucesor Bongbong Marcos han mantenido la línea de gobierno fuerte, nacionalismo autoritario y desconfianza institucional, ecos claros del estilo MAGA.

En España, la presencia del movimiento MAGA no es directa ni institucional, pero su influencia ideológica y de estilo ha permeado en algunos sectores de la derecha, entre ellos en algunos sectores del Partido Popular (PP) y la ultraderecha, especialmente desde la irrupción de VOX en el escenario político nacional. Sus características son, nacionalismo español fuerte, con rechazo al multiculturalismo, al independentismo y a lo que llaman “ideología de género”. Hostilidad hacia los medios de comunicación tradicionales, las élites políticas y las ONGs, junto a un uso intensivo de redes sociales, con mensajes provocadores, polarizadores y emocionalmente intensos. Todo ello adobado de la retórica antiinmigración ligada a la criminalidad o la pérdida de identidad cultural. Como conclusión, se puede afirmar que el movimiento MAGA no existe como tal en España, pero su influencia discursiva, simbólica y estratégica es visible, especialmente en VOX y en los nuevos actores digitales de ultraderecha.

Para hacer frente al avance del movimiento MAGA y sus ecos, la izquierda tiene varios caminos estratégicos posibles, pero ninguno sencillo. MAGA ha ganado terreno porque conecta con emociones profundas: miedo, desconfianza, nostalgia, rabia. Combatirlo no basta con datos ni superioridad moral. Requiere una izquierda que vuelva a generar sentido, identidad, y horizonte. La izquierda necesita recuperar una épica propia, no sólo defender lo que hay. Un proyecto que nombre los problemas con claridad: precariedad, desigualdad, desarraigo, y ofrezca una visión concreta de futuro. La izquierda debe aprender a comunicar con eficacia. No todo es “educar” a la gente: hay que conectar. Todo ello mediante más formatos populares (podcasts, TikTok, memes), menos lenguaje tecnocrático. Más relatos con protagonistas reales y menos powerpoints. MAGA avanza donde la democracia es sólo una forma sin contenido. No se defiende la democracia con miedo al fascismo, sino con entusiasmo por el poder del pueblo.

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