Envueltos en el fragor de la batalla de la llamada cuestión catalana, la mayor crisis política
en España desde los golpes de Estado
que derribaron la República en 1936
y el que intentó terminar con la joven democracia española el 23-F de 1981, se
abre paso la imprescindible reforma de la Constitución
Española del 78, un camino difícil, pero no imposible, debido a la
necesidad de encontrar mayorías cualificadas en el Parlamento, que exigen
amplios consensos, como determina el Título X de la vigente Carta Magna.
Como ha dicho con claridad la jueza Victoria Rosell "no hay ningún artículo de la Constitución que
no se pueda modificar por los cauces legales". Esta afirmación, en la que
parecen coincidir la mayoría de las fuerzas políticas y, sobre todo, la mayor
parte de los ciudadanos, hace más que recomendable no dejar pasar la
oportunidad de acometer ahora, cuando se van a cumplir 39 años de su entrada en
vigor el proceso de una profunda reforma.
La mayoría cree necesaria la reforma constitucional. |
Pero una reforma para modernizarla, para clarificarla, para
resolver la cuestión territorial y, sobre todo, para salvaguardar y reforzar
los derechos esenciales de los ciudadanos, y no para resolver las necesidades
de las fuerzas políticas o de sus privilegios.
En este sentido, hay que valorar la iniciativa del Partido Socialista (PSOE), una de las fuerzas esenciales en
impulsar y desarrollar la Constitución vigente, que mostraba su alegría de que
por fin se haya entendido que la España
de 2017 no es la España de 1978, “y
un nuevo tiempo, necesita una nueva Constitución”.
El pasado 11 de octubre, el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, anunciaba un acuerdo con Mariano Rajoy, presidente del Gobierno, para iniciar la reforma de
la Constitución, en el seno del Congreso
de los Diputados. Sánchez conseguía
que a cambio del apoyo a la aplicación del 151 en Catalunya, Rajoy aceptara abrir la reforma constitucional
en un plazo de seis meses, cuando concluyan los trabajos de la comisión de
estudio del modelo territorial que han impulsado los socialistas en el Congreso.
Se abría así un horizonte de esperanza al conseguir que la
reforma de la Constitución, dejara de ser materia tabú o inalcanzable, sobre
todo debido a la necesidad de los amplios consensos ya explicados. En este
sentido, Pedro Sánchez dirigía, el
13 de octubre, una carta a la militancia del PSOE en la que aseguraba que su partido va a buscar espacios de
entendimiento, “para la construcción de un nuevo Pacto Constitucional del que se sienta partícipe el conjunto de la
sociedad española, y muy especialmente nuestros jóvenes”.
Con esta importante iniciativa se abre una oportunidad
histórica, demandada por la gran mayoría, con la que se trata de buscar, sobre
todo, un pacto intergeneracional. Dejando al margen, pero no de lado, la crisis
de Catalunya, se plantea hacer
frente a los nuevos/viejos desafíos, como el fortalecimiento de los derechos y
libertades; la adecuación de la articulación con Europa, el refuerzo del Estado
Social para garantizar la igualdad entre todos los ciudadanos, la mejor calidad
democrática o la regeneración de la vida política y de las instituciones.
Es evidente que la reforma urge pero hay que tener en cuenta que todo proyecto de reforma constitucional deberá ser aprobada por una mayoría de tres quintos de cada una de las Cámaras, es decir con el voto favorable de 210 diputados y 147 senadores. Con estos requisitos, parece factible una reforma restrictiva.
ResponderEliminar